¿ES LO MISMO FECHA DE CADUCIDAD Y DE CONSUMO PREFERENTE?
El acceso a la información es global e instantáneo; se puede consultar un contenido casi desde cualquier sitio y en cualquier momento, pero ¿cómo sabemos que se trata de una información veraz? En esta línea nos encontramos con diferentes mitos sobre la fecha de caducidad de un producto y el consumo preferente. ¿Estamos hablando de lo mismo? Y si no es así, ¿en qué se diferencian? Desde el IA2 queremos acercarte información de calidad desmontando falsos mitos sobre alimentación. ¡Comenzamos!
Fecha de caducidad y consumo preferente: NO, no es lo mismo.
De acuerdo a un estudio realizado por el Eurobarómetro (Food waste and date marking. 2015), tan solo un 47% de los encuestados europeos serían capaces de diferenciar correctamente la fecha de caducidad y la de consumo preferente; y sin embargo, aunque es comprensible, realmente son dos conceptos totalmente diferentes.
La fecha de caducidad hace referencia al momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura. Pasada esta fecha, ya no es adecuado para su consumo desde el punto de vista sanitario y puede entrañar un riesgo para la salud.
Encontramos fecha de caducidad en alimentos muy perecederos como consecuencia de la proliferación microbiana, como la carne y el pescado fresco, determinados productos lácteos, productos de IV gama (hortalizas y frutas envasadas y listas para consumir) y de V gama (platos preparados refrigerados).
En el etiquetado de los alimentos, la mención aparece con la leyenda “fecha de caducidad" seguida del día, mes y eventualmente el año, o en su defecto una referencia al lugar donde se indica la fecha en la etiqueta del alimento.
¿Sabías que…
...tan solo un 47% de los encuestados europeos serían capaces de diferenciar correctamente la fecha de caducidad y la de consumo preferente?
La fecha de consumo preferente indica el momento hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista, es decir, pasada esta fecha su consumo sigue siendo seguro, pero sus características sensoriales, nutricionales o funcionales empiezan a verse mermadas, pudiendo aparecer alteraciones como sabores anómalos (rancio), disminución del aroma o aromas extraños, o cambios en la textura o el color.
Principalmente la encontramos en alimentos estables y más duraderos que los anteriores, y las fechas son menos restrictivas. Aparece en una amplia variedad de alimentos refrigerados, congelados, desecados o deshidratados (pasta, arroz, etc.), conservas y otros alimentos (aceite vegetal, chocolate, etc.).
Al igual que en el caso anterior, la legislación obliga a que en el etiquetado aparezca la mención “consumir preferentemente antes del/antes del fin de….” seguida de la fecha o de una referencia al lugar donde se indica la fecha en la etiqueta.

Cabe destacar que existen diversos productos que no requieren este tipo de indicaciones: frutas y hortalizas frescas y sin envasar, vinos y bebidas alcohólicas de más de 10º, productos de panadería o repostería sin envasar que se consumen en un plazo de 24 horas después de su fabricación, vinagre, sal, azúcar, o goma de mascar.
Además de entender la diferencia entre fecha de caducidad y de consumo preferente, es necesario remarcar que estas fechas solo tienen sentido si al mismo tiempo se están respetando las condiciones de conservación del alimento de acuerdo a las instrucciones indicadas en el propio etiquetado, así como mantener los envases íntegros y en perfecto estado. Es fundamental para garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos.
Recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición
A continuación, os mostramos unas recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) respecto a las fechas de caducidad y consumo preferente:
Fecha de caducidad:
▪ No consuma ningún alimento una vez pasada la fecha de «caducidad».
▪ Siga las instrucciones de conservación, por ejemplo «conservar en el frigorífico» o «conservar a 2-4 °C»; de lo contrario, el alimento se estropeará antes y usted se arriesgará a sufrir una intoxicación alimentaria.
▪ Si congela el alimento en casa poco después de adquirirlo, puede alargar su conservación más allá de la fecha de «caducidad», siempre que lo congele correctamente. No obstante, siga las instrucciones que figuren en el envase, por ejemplo «guardar en el congelador hasta la fecha de caducidad», «cocinar sin descongelar» o «descongelar previamente por completo y consumir en las veinticuatro horas siguientes».
▪ Una vez abierto un envase con fecha de «caducidad», siga las instrucciones de conservación y consumo, por ejemplo «una vez abierto el envase, consumir en tres días», teniendo presente que el alimento debe consumirse antes de que pase la fecha de «caducidad».
Fecha de consumo preferente:
▪ El alimento sigue siendo seguro para el consumidor una vez pasada la fecha de «consumo preferente», siempre que se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado; sin embargo, puede empezar a perder sabor y textura.
▪ Antes de tirar el alimento por haber pasado su fecha de «consumo preferente», compruebe si tiene buen aspecto y si huele y sabe bien, cerciorándose antes de que el envase está intacto.
▪ Cuando abra un envase de alimentos con fecha de «consumo preferente», siga las instrucciones, por ejemplo «una vez abierto el envase, consumir en tres días».
Sabías que…?
...el 84% de los alimentos desperdiciados en los hogares fueron directamente de la nevera a la basura?
Entender bien estas fechas es fundamental, no solo para garantizar la protección de la salud de los consumidores, sino para evitar el desperdicio de comida y a la vez ahorrar dinero. De acuerdo a los últimos datos sobre desperdicio alimentario publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares, 2018), 1.339 millones de kg/L de alimentos fueron desechados en los hogares españoles, de los cuales 1.127 millones de kg/L correspondieron a productos sin utilizar y 212 millones a alimentos ya cocinados, es decir fueron directamente de la nevera a la basura el 84% de los alimentos desperdiciados en los hogares. Por lo tanto, planificación, compra y consumo responsable y conservación adecuada de los alimentos, son acciones que contribuyen a la prevención y reducción de este desperdicio de productos de primera necesidad, así como del impacto ambiental asociado.
Puedes leer nuestra publicación sobre desperdicio alimentario en el siguiente enlace: http://alimentandolaciencia.esciencia.es/2020/01/07/escuela-de-familias-reduccion-del-desperdicio-alimentario/
¿Qué investigación se lleva a cabo en el IA2?
La vida útil de un alimento es el periodo de tiempo durante el cual mantiene inalterable su calidad e inocuidad, bajo unas condiciones de conservación adecuadas. Comienza desde su producción y/o envasado, y está determinada por diversos factores como las características del propio alimento, procesos de higienización y de conservación, tipo de envasado o condiciones de almacenamiento, entre otras.
Para poder establecer las fechas de caducidad y de consumo preferente, las industrias alimentarias han de realizar estudios de vida útil de todos sus productos. Estos estudios consisten en someter a los alimentos a las condiciones de almacenamiento previstas (temperatura, humedad, tiempo) y realizar un seguimiento de los agentes de alteración (microbianos, enzimáticos o químicos), así como de sus características sensoriales (color, aroma, sabor y textura), nutricionales y/o funcionales (capacidad espumante, gelificante o emulsionante). Para ello, a lo largo del periodo de almacenamiento y a intervalos de tiempo predeterminados, se procede a la apertura de un envase y a la realización de aquellos análisis de las características más propias o identificativas de cada alimento. Los resultados se van representando en gráficos y se procede a su modelización matemática, lo que permite establecer el día en que la calidad de ese producto se consideraría mermada y por tanto, ya no sería recomendable su consumo.
Normalmente, la aceleración de la pérdida de vida útil de los alimentos se consigue mediante el aumento de la temperatura de almacenamiento, lo que provoca la aceleración de las reacciones de alteración que conducen a la pérdida de su calidad. Mediante la comparación de la evolución de las características de los alimentos a diferentes temperaturas, estos estudios de vida útil acelerados nos permiten estimar la duración de los alimentos sin necesidad de esperar a que el alimento alcance el final de su vida útil en las condiciones habituales de almacenamiento, lo que podría requerir en ocasiones más de uno o dos años, siendo de este modo una herramienta de gran utilidad para las industrias del sector agroalimentario.
En el IA2 son varios los grupos de investigación que ofrecen entre sus servicios la posibilidad de establecer la vida útil de los alimentos. El hecho de contar con las instalaciones de la Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (equipos de procesado de los alimentos, cámaras de maduración, refrigeración y congelación, sala de análisis sensorial y equipamiento para el análisis físico-químico y microbiológico de los alimentos), así como el conocimiento de herramientas fundamentales como la microbiología predictiva, nos ha permitido colaborar en numerosas ocasiones con la industria agroalimentaria aragonesa, de modo que, a través de estudios de vida útil acelerados, se ha podido establecer la vida útil de todo tipo de alimentos.