Patologías articulares y células madre

Patologías articulares y células madre. Lesiones en humanos y animales.

El tratamiento de patologías articulares en humanos y en animales, como por ejemplo el caballo – el mejor modelo animal para este tipo de patología–, requiere de estrategias innovadoras como el uso de MSCs, células madre mesenquimales, las cuales han despertado un gran interés entre los investigadores como terapia.

 

Las células madre se caracterizan ser capaces de auto-renovarse a través de división celular y de diferenciarse a otros tipos de células. Se clasifican en tres tipos principales: células madre embrionarias (ESC), células madre pluripotentes inducidas (iPSC) y células madre adultas. Dentro de las células madre adultas encontramos las células madre mesenquimales (MSC).

 

La limitada capacidad del cartílago, tanto de humanos como de caballos, para auto-repararse supone un elevado coste para la sociedad, no solo económicamente, sino en la calidad de vida de los que lo sufren.

Clementina Rodellar, investigadora del grupo de investigación LAGENBIO del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) explica por qué el caballo es el mejor modelo para estudiar el uso de células madre en animales para tratar este tipo de patologías en humanos.

El caballo es el animal más apropiado para desarrollar terapias celulares aplicadas a patologías articulares porque es uno de los animales que sufre más lesiones localizadas en sus articulaciones por la actividad atlética que suele desarrollar. Estas patologías suponen un  coste económico para la industria equina y para el bienestar del animal.

La enfermedad articular más frecuente en caballos es la osteoartritis (OA), una enfermedad degenerativa articular que corresponde a una de las causas más comunes de cojera en el caballo, comprometiendo su futuro deportivo. En esta enfermedad el cartílago articular juega un rol protagonista, ya que es el que protege los huesos de la articulación y absorbe parte de las fuerzas e impactos generados durante el movimiento.

Con el objetivo de reparar eficazmente estas patologías articulares y ante la necesidad de disponer de tratamientos que puedan restarurar las alteraciones provocadas por los procesos patológicos, se utiliza la medicina regenerativa.

 

La medicina regenerativa se presenta como una gran alternativa para recuperar funciones perdidas por tejidos que se han dañado a lo largo de los años por lesiones o enfermedades hereditarias.

Medicina regenerativa. El uso de células madre:
La medicina regenerativa tiene varias ramas, siendo la terapia celular una de las principales y, dentro de esta, teniendo un protagonismo especial
las células madre.

Las células madre mesenquimales (MSCs) son las que más habitualmente se utilizan en la búsqueda de una reparación eficaz de las patologías articulares. Las MSCs son multipotentes – pueden diferenciarse a distintas células dentro de su mismo linaje- y están presentes en diversos tejidos del individuo adulto, lo que facilita su obtención. El interés inicial por las MSCs surgió por dos motivos principales:

Por su pontencial de diferenciación: son capaces de diferenciarse a células que conforman tejidos como el hueso, el cartílago o el músculo, entre otros, derivados de esa misma capa embrionaria.

Por su  potencial de expansión y por su fácil aislamiento y fácil cultivo.

Además, se puede llevar a cabo la utilización de MSCs autólogas o alogénicas. Si hablamos de autólogas nos referimos a los casos en los que la misma persona o animal es a la vez donante y receptor (se obtienen las MSCs del propio paciente). Si hablamos de alogénicas nos referimos a células trasplantadas que provienen de un donante, como sucede con las transfusiones sanguíneas o los trasplantes de órganos. La utilización de MSCs autólogas presenta graves inconvenientes que se relacionan con el tiempo necesario para su aislamiento y cultivo, así como con la edad o genes del individuo; es por ello que las MSCs alogénicas se proponen como más ventajosas para su uso en medicina regenerativa.

Estudio y ventajas de la terapia alogénica:

La terapia alogénica llama la atención de los investigadores por ser, supuestamente, inmuno-privilegiada, es decir, el sistema inmune del receptor sería incapaz de detectar a las MSCs del donante. Esta ha sido la premisa durante años y una de las grandes ventajas atribuida a la terapia con MSCs. Sin embargo, el estudio desarrollado por Clementina Rodellar y su equipo, del IA2, establece que las MSCs no serían realmente inmunoprivilegiadas.

Las células inmunes del receptor son capaces de reconocer a las MSCs alogénicas y de reaccionar frente a ellas destruyéndolas, lo que repercutiría negativamente tanto en la efectividad de la terapia como en su seguridad, por el riesgo de reacciones adversas. El principal responsable de que las MSCs sean reconocidas es el complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), una molécula expresada por todas las células – incluidas las MSCs- y que el sistema inmune utiliza para diferenciar lo propio de lo ajeno, como si fuera una tarjeta de identificación. Además, incluso pueden producirse anticuerpos específicos frente al MHC de las MSCs, estableciéndose una memoria inmunológica – similar a la de las vacunas- que limitaría el volver a administrar las mismas MSCs.

Sin embargo, diversos estudios han observado un uso seguro y eficaz de MSCs alogénicas, indicando que su reconocimiento y la respuesta inmune frente a ellas no siempre se produce o puede suceder con baja intensidad. Esto se debe a que el reconocimiento inmune depende de varios factores que pueden variar de unas situaciones a otras. Para empezar, las MSCs expresan bajos niveles de MHC (baja inmunogenicidad), por lo que podrían pasar más desapercibidas para el sistema inmune que otras células alogénicas. Además, las MSCs son capaces de secretar diversos mediadores que hacen más tolerantes a las células inmunes (capacidad inmunomoduladora). El equilibrio entre la inmunogenicidad y la inmunomodulación de las MSCs es fundamental para disminuir el riesgo de que el sistema inmune las rechace, existiendo diversos factores que pueden influir sobre este equilibrio. Uno de los pilares fundamentales en la investigación desarrollada por el equipo de Clementina Rodellar es precisamente ver cómo la inflamación en el ambiente de la lesión, la diferenciación de las MSCs a células del cartílago, y la compatibilidad para el MHC entre donante y receptor pueden influir sobre dicho equilibrio, lo que resulta fundamental para lograr una terapia celular alogénica efectiva y segura, tanto para caballos como para personas.

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Inocuidad de los alimentos, un asunto de todos

INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS, UN ASUNTO DE TODOS

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 7 de junio como el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. Esta iniciativa pretende llamar la atención e inspirar acciones que ayuden a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existe seguridad alimentaria cuando se garantiza a todas las personas: “El acceso físico y económico a alimentos inocuos y nutritivos en cantidad suficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. Asimismo, la seguridad alimentaria se reconoce como un derecho fundamental contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sin embargo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año enferman en el mundo unos 600 millones de personas (casi 1 de cada 10 habitantes) por ingerir alimentos contaminados y cerca de 420.000 mueren por esta misma causa.

La inocuidad de los alimentos es una responsabilidad colectiva que comparten los gobiernos, los productores y los consumidores. En este sentido, desde la Escuela de Familias en Agroalimentación, queremos sumarnos a la celebración de este Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, haciéndonos partícipes de su lema “La inocuidad de los alimentos es asunto de todos”. Para ello, queremos contribuir compartiendo información con vosotros, que, como consumidores y eslabón final de la cadena alimentaria, os ayude a preservar la seguridad de los alimentos en el hogar.

 

¿Sabías que…

...cada año enferman en el mundo unos 600 millones de personas por ingerir alimentos contaminados?

Inocuidad de los alimentos

La inocuidad alimentaria es la garantía de que un producto alimenticio no causará daño a la salud del consumidor, cuando se prepare y/o consuma de acuerdo con el uso al que se destina. Un alimento inocuo es aquel cuya ingesta no causará daño por la transmisión de peligros alimentarios, que pueden ser de distinta naturaleza (biológica, química o física).

La seguridad de los alimentos que adquirimos es una responsabilidad compartida entre nuestras instituciones competentes, que ejecutan los pertinentes controles oficiales de los alimentos, y las empresas del sector alimentario, obligadas a la implantación de sistemas de autocontrol para la gestión de la seguridad alimentaria, cuyo fin es prevenir, minimizar o eliminar los riesgos asociados al consumo de alimentos.

Pero hay que tener en cuenta que, una vez que adquirimos los alimentos, pasa a ser nuestra responsabilidad evitar su contaminación y seguir manteniendo los niveles de seguridad alimentaria. Debemos destacar que hasta un 40% de las enfermedades de transmisión alimentaria pueden iniciarse en el ámbito doméstico, a causa de prácticas incorrectas de higiene relacionadas con la manipulación y conservación de los alimentos en el hogar. En consecuencia, es muy importante que, como consumidores, conozcáis los posibles peligros en relación con los alimentos que podemos encontrar en nuestro entorno doméstico y tengáis información sobre cómo prevenir, eliminar o minimizar los riesgos.

 

¿Sabías que…

...hasta un 40% de las enfermedades de transmisión alimentaria pueden iniciarse en el ámbito doméstico?

Peligros Biológicos

Son los asociados a la contaminación, supervivencia o proliferación en los alimentos de microorganismos patógenos como bacterias y/o sus toxinas, virus, parásitos o priones responsables de enfermedades de transmisión alimentaria.

Las buenas prácticas de higiene durante la manipulación de los alimentos, que consisten en respetar en todo momento las condiciones adecuadas para la preparación y conservación de los alimentos, son nuestros grandes aliados para evitar la contaminación biológica de las preparaciones culinarias.

Puesto que ya hemos tratado este tema en publicaciones anteriores de nuestra Escuela de Familias en Agroalimentación, os invitamos a que volváis a leer Menús de Navidad en casa y Buenas prácticas de Higiene y manipulación en nuestra cocina para ampliar la información.

También os aconsejamos seguir las Cinco claves para la inocuidad de los alimentos, una serie de recomendaciones establecidas por la OMS encaminadas a prevenir la aparición de enfermedades de transmisión alimentaria:

Mantener la limpieza.

Separar alimentos crudos y cocinados.

Cocinar completamente los alimentos.

Mantener los alimentos a temperaturas seguras.

Usar agua potable y materias primas seguras.

https://www.who.int/foodsafety/publications/consumer/en/5kys_Spanish.pdf?ua=1

Peligros Físicos

Son los asociados a la presencia de material contaminante de origen diverso, que se incorpora accidentalmente al alimento, y no está relacionado con los ingredientes del mismo. Asimismo, se definen como materias extrañas de naturaleza metálica y no metálica presentes en los alimentos que pueden causar daños de tipo mecánico o traumático cuando se ingieren, como heridas, cortes y obstrucción de las vías respiratorias, entre otros.

En la industria alimentaria, se debe garantizar el cumplimiento de estrictas normas y buenas prácticas de manipulación, así como la implantación de sistemas de control que eliminen, prevengan o reduzcan el riesgo de la presencia de estos peligros en el producto final. Es habitual que en las cadenas de producción se cuente con determinados dispositivos de detección y eliminación de peligros físicos como: detectores de metales, trampas magnéticas, detectores de rayos X, técnicas de visión artificial o láser, u otras técnicas emergentes.

En nuestros hogares, hay que estar atentos a la contaminación de los alimentos con peligros físicos como: restos de materiales de envasado (plásticos, fragmentos de vidrio o metales, cartón), partes del alimento no comestibles y que deben desecharse (cáscaras de huevo o de frutos secos, restos de conchas de moluscos, huesos, espinas, tallos no comestibles), cuerpos extraños (restos de tierra o piedras en los vegetales y legumbres, anzuelos, etc.), objetos de uso personal accidentalmente incorporados durante la manipulación (anillos, pendientes, piezas de metal, botones, tiritas, apósitos, etc.).

Si bien toda la población es susceptible de sufrir daños de tipo mecánico o traumático de diversa consideración (heridas, cortes o hasta obstrucción de las vías respiratorias) por ingerir alimentos con peligros físicos, éstos adquieren especial importancia cuando inciden en poblaciones más vulnerables a la hora de sufrir atragantamientos, como son los niños y las personas mayores.

Existen diversos hábitos y buenas prácticas en nuestras cocinas que previenen la incorporación accidental de cuerpos extraños a las preparaciones culinarias:

Antes de la preparación, examinar los alimentos para verificar que no hay presencia de cuerpos extraños. En función de la naturaleza del alimento, comprobar que no haya presencia de tierra, piedras, tallos, etc. De haberlos, proceder a su retirada y lavado.

Durante la manipulación de los alimentos, asegurarse de haber desechado correctamente todas las partes no comestibles. Igualmente, de haber retirado correctamente todo el envase o envoltorio.

Evitar la manipulación y cocinado con anillos, relojes, o cualquier otro elemento personal que pudiera caer accidentalmente en la preparación. Asimismo, extremar el cuidado con tiritas y apósitos.

Es recomendable mantener el pelo recogido durante la manipulación y elaboración, para evitar la caída de cabello sobre los alimentos.

Peligros Químicos

Son los asociados a la incorporación, la formación o la persistencia en el alimento de sustancias químicas nocivas procedentes de las materias primas o derivadas de su procesamiento. Entre otros, podemos encontrar micotoxinas, metales pesados, contaminantes medioambientales, residuos de productos fitosanitarios y zoosanitarios, así como diversas sustancias que se pueden generar durante el procesado o manipulación industrial de los alimentos. Además, existen otro tipo de peligros químicos que pueden estar presentes de forma natural en los alimentos (toxinas de setas venenosas, biotoxinas de pescados y mariscos, histamina, etc.).

La presencia de estas sustancias en los alimentos es objeto de una estricta regulación legal para su control y seguimiento, habiéndose establecido límites máximos de estos contaminantes, y prohibiendo la comercialización de cualquier producto del que se tenga la evidencia de la presencia de estas sustancias en una cantidad que pueda suponer un riesgo para la salud. Además, es responsabilidad de la industria alimentaria el poner en el mercado alimentos seguros, por lo que los operadores deben adoptar sistemas preventivos y prácticas correctas de manipulación que garanticen el cumplimiento de la legislación.

En nuestros hogares, no estamos exentos de tales peligros, y podemos actuar para evitar cualquier contaminación por agentes químicos en nuestras preparaciones culinarias:

● Evitar que los alimentos entren en contacto con los productos de limpieza y desinfección de uso doméstico. Estas sustancias deben almacenarse separadas de los alimentos y de las áreas de preparación y manipulación de los mismos.

● Además, es conveniente mantener siempre estos productos en su envase original. Evitar trasvasarlo a otros recipientes que pudieran inducir a confusión, y en caso de trasvasarlos, identificar correctamente el recipiente.

● Es imprescindible que los productos utilizados para el control de plagas (insecticidas, raticidas, etc.) no entren en contacto con los alimentos o con superficies susceptibles de entrar en contacto posterior con éstos. Deben respetarse siempre las recomendaciones del fabricante.

● Utilizar solamente utensilios de cocina aptos para este fin. La simbología gráfica internacional nos permite saber si los materiales de los que están compuestos los utensilios de cocina se han concebido especialmente para entrar en contacto con productos alimentarios. De otra manera, materiales no adecuados para este uso podrían provocar migraciones de sustancias tóxicas al alimento.

● Para la desinfección de vegetales, utilizar siempre productos homologados para tal fin, y en caso de utilizar lejía, que en su etiquetado figure la leyenda “apta para la desinfección de agua de bebida”. Seguir cuidadosamente la dosificación establecida tanto para que la desinfección sea efectiva, como para evitar efectos adversos o intoxicaciones por sobredosificación.

● Lavar las frutas y verduras bajo un chorro de agua abundante antes de su consumo o cocinado, para eliminar o reducir contaminantes que pudieran estar presentes en su superficie.

● Tanto en las preparaciones culinarias como en la limpieza, usar siempre agua potable. Así nos aseguramos que cumple los criterios sanitarios pertinentes y evitamos el riesgo de utilizar agua contaminada por microorganismos patógenos o por contaminantes químicos.

● Adquirir los alimentos en establecimientos alimentarios autorizados es una garantía de que se han sometido a los controles pertinentes y que durante el proceso de elaboración de los mismos se han seguido las pautas que garantizan su salubridad.

Para ampliar información sobre los materiales destinados a entrar en contacto con los alimentos, os proponemos consultar este tríptico publicado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición:

http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/publicaciones/seguridad_alimentaria/materiales_destinados_contacto_alimentos.pdf

 

Diversas técnicas de cocinado, o prácticas incorrectas en la conservación de los alimentos, favorecen la generación de sustancias químicas que pueden provocar efectos nocivos para la salud, ya sea por su exposición continuada o puntual. Como medidas de prevención:

> Determinadas técnicas de cocinado como la fritura, horneado y tostado a temperaturas altas (>120°C) y baja humedad, favorecen la generación de ACRILAMIDA en preparaciones con alto contenido en almidón en su composición, tales como patatas fritas o asadas, alimentos empanados o rebozados, café, tostadas o galletas caseras.

La formación de acrilamida en los alimentos se debe principalmente a una variante de la reacción de Maillard, que también es responsable del sabor, color y aroma típicos de los productos fritos o asados.  La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), ha clasificado esta sustancia como “probable carcinógeno para los humanos” (Grupo 2A). Por otra parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en su primera evaluación integral del riesgo asociado a la acrilamida en los alimentos, concluye que puede suponer un aumento del riesgo de padecer cáncer para los consumidores de todos los grupos de edad.

Por ello, es aconsejable adoptar prácticas sencillas durante el cocinado de estos alimentos susceptibles para reducir la formación de acrilamida:

◦ El control del tiempo y de la temperatura final durante el cocinado para evitar el exceso de cocción de los alimentos.

◦ El color puede resultar un buen indicador. Buscar un color ligeramente dorado en alimentos fritos o tostados, evitando siempre la tonalidad marrón oscuro.

◦ Para minimizar la formación de acrilamida en las patatas fritas, es recomendable adquirir las patatas en su punto óptimo de maduración (sin brotes ni partes verdes), conservarlas fuera de la nevera y en un lugar seco y oscuro que evite la germinación, y lavarlas con abundante agua y secarlas antes de su fritura.

Para ampliar información, os proponemos estas sencillas recomendaciones proporcionadas por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición: https://www.youtube.com/watch?v=tcuu2zz3hXo

 

> El ahumado y la preparación a la parrilla o a la barbacoa de alimentos ricos en proteína y grasa, como la carne y el pescado, puede favorecer la contaminación de los alimentos con HIDROCARBUROS AROMÁTICOS POLICÍCLICOS (HAPs). Se trata de un grupo de más de cien sustancias químicas diferentes, que se generan durante la combustión incompleta del carbón, petróleo, gasolina, basura y otras sustancias orgánicas como el tabaco.

 

Algunos de estos HAPs están clasificados como probables o posibles carcinógenos por la IARC, y debido a que ciertas técnicas de cocinado como los asados a la parrilla y barbacoa, contribuyen a su producción, se recomienda:

◦ No abusar de la parrilla y la barbacoa como técnicas habituales de cocinado para carnes, pescados y mariscos.

◦ Evitar el contacto directo de estos alimentos con las llamas, así como quemaduras directas.

◦ Evitar que la grasa del alimento se derrame sobre las brasas, y utilizar estas técnicas de cocinado para carnes y pescados magros, preferentemente.

 

> Las AMINAS HETEROCÍCLICAS (AHC) son sustancias químicas que se forman por el cocinado excesivo de alimentos ricos en proteínas (carnes, pescados, extractos de carne), al usar métodos de cocción a altas temperaturas, como freír en sartén o asar a la parrilla a fuego directo. En experimentos de laboratorio, se ha descubierto que las AHC son mutagénicas, es decir, causan cambios en el ADN que pueden resultar potencialmente cancerígenos.

 

Para reducir su formación hay que voltear el alimento frecuentemente durante su cocinado y eliminar, en caso de que se hayan formado, las partes quemadas de los mismos. Además, conviene evitar:

◦ Exponer el alimento directamente a las llamas o a superficies calientes de metal

◦ Cocinar durante tiempos prolongados

◦ Utilizar la salsa hecha del jugo de la carne chamuscada

 

> Prácticas higiénicas de manipulación deficientes y conservación de determinados pescados a temperaturas elevadas durante periodos prolongados de tiempo, favorecen la aparición de una amina biógena llamada HISTAMINA. La ingesta de alimentos con niveles elevados de este compuesto produce síntomas similares a una reacción alérgica, de gravedad variable. Son especialmente sensibles los pescados azules (anchoas, arenques, bonito, caballa, atún, etc.), aunque también puede aparecer en productos fermentados como quesos, vinos y embutidos.

 

Prevenir la intoxicación por histamina es sencillo, manipulando los pescados de forma higiénica, conservando el pescado en congelación o refrigeración en todo momento hasta su preparación o consumo y respetando siempre la fecha de caducidad del producto.

 

> Las MICOTOXINAS, son compuestos tóxicos producidos de forma natural por algunas especies de hongos que se pueden encontrar en alimentos como cereales, frutos secos, frutas desecadas y especias. Pueden causar efectos adversos para la salud en humanos y animales, que van desde trastornos gastrointestinales y renales hasta inmunodeficiencia y cáncer. La mayoría de las micotoxinas son químicamente estables y persisten tras el procesamiento de los alimentos, incluso a altas temperaturas, por lo que, para su control y minimización del riesgo de exposición a la población general, se han establecido legalmente límites como medida de gestión eficaz.

Es recomendable no consumir los productos que presenten moho en su superficie o su interior, evitar el almacenamiento de frutos secos, cereales o especias a altas temperaturas y humedad, ni durante largos periodos de tiempo, y adquirir siempre los productos en establecimientos autorizados para garantizar que han superado todos los controles pertinentes.

 

Y para ampliaros información sobre MICOTOXINAS, queremos compartir con vosotros esta infografía, cortesía del grupo de investigación Análisis y Evaluación de la Seguridad Alimentaria del IA2, cuya actividad científico-tecnológica aborda los problemas más actuales de seguridad alimentaria, aplicando metodologías avanzadas para el análisis de riesgos y estudiando soluciones para su reducción y/o eliminación. Dentro de su línea prioritaria de evaluación y control de riesgos químicos, cuenta con una importante actividad investigadora en micotoxinas en la cadena alimentaria, así como de los factores de riesgo y los métodos para su prevención y/o eliminación.

Con la colaboración de:

Grupo de investigación Análisis y Evaluación de la Seguridad Alimentaria, formado por investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, y de la Fundación Parque Científico Tecnológico Aula Dei.

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Desmontando falsos mitos: ¿Es lo mismo fecha de caducidad y de consumo preferente?

¿ES LO MISMO FECHA DE CADUCIDAD Y DE CONSUMO PREFERENTE?

El acceso a la información es global e instantáneo; se puede consultar un contenido casi desde cualquier sitio y en cualquier momento, pero ¿cómo sabemos que se trata de una información veraz? En esta línea nos encontramos con diferentes mitos sobre la fecha de caducidad de un producto y el consumo preferente. ¿Estamos hablando de lo mismo? Y si no es así, ¿en qué se diferencian? Desde el IA2 queremos acercarte información de calidad desmontando falsos mitos sobre alimentación. ¡Comenzamos!

Fecha de caducidad y consumo preferente: NO, no es lo mismo.

De acuerdo a un estudio realizado por el Eurobarómetro (Food waste and date marking. 2015), tan solo un 47% de los encuestados europeos serían capaces de diferenciar correctamente la fecha de caducidad y la de consumo preferente; y sin embargo, aunque es comprensible, realmente son dos conceptos totalmente diferentes.

La fecha de caducidad hace referencia al momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura. Pasada esta fecha, ya no es adecuado para su consumo desde el punto de vista sanitario y puede entrañar un riesgo para la salud.

Encontramos fecha de caducidad en alimentos muy perecederos como consecuencia de la proliferación microbiana, como la carne y el pescado fresco, determinados productos lácteos, productos de IV gama (hortalizas y frutas envasadas y listas para consumir) y de V gama (platos preparados refrigerados).

En el etiquetado de los alimentos, la mención aparece con la leyenda “fecha de caducidad" seguida del día, mes y eventualmente el año, o en su defecto una referencia al lugar donde se indica la fecha en la etiqueta del alimento.

 

¿Sabías que…

...tan solo un 47% de los encuestados europeos serían capaces de diferenciar correctamente la fecha de caducidad y la de consumo preferente?

La fecha de consumo preferente indica el momento hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista, es decir, pasada esta fecha su consumo sigue siendo seguro, pero sus características sensoriales, nutricionales o funcionales empiezan a verse mermadas, pudiendo aparecer alteraciones como sabores anómalos (rancio), disminución del aroma o aromas extraños, o cambios en la textura o el color.

Principalmente la encontramos en alimentos estables y más duraderos que los anteriores, y las fechas son menos restrictivas. Aparece en una amplia variedad de alimentos refrigerados, congelados, desecados o deshidratados (pasta, arroz, etc.), conservas y otros alimentos (aceite vegetal, chocolate, etc.).

Al igual que en el caso anterior, la legislación obliga a que en el etiquetado aparezca la mención “consumir preferentemente antes del/antes del fin de….” seguida de la fecha o  de  una  referencia  al  lugar  donde  se  indica  la  fecha  en  la  etiqueta.

Cabe destacar que existen diversos productos que no requieren este tipo de indicaciones: frutas y hortalizas frescas y sin envasar, vinos y bebidas alcohólicas de más de 10º, productos de panadería o repostería sin envasar que se consumen en un plazo de 24 horas después de su fabricación, vinagre, sal, azúcar, o goma de mascar.

Además de entender la diferencia entre fecha de caducidad y de consumo preferente, es necesario remarcar que estas fechas solo tienen sentido si al mismo tiempo se están respetando las condiciones de conservación del alimento de acuerdo a las instrucciones indicadas en el propio etiquetado, así como mantener los envases íntegros y en perfecto estado. Es fundamental para garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos.

Recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición

A continuación, os mostramos unas recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) respecto a las fechas de caducidad y consumo preferente:

Fecha de caducidad:

▪  No consuma ningún alimento una vez pasada la fecha de «caducidad».

▪ Siga las instrucciones de conservación, por ejemplo «conservar en el frigorífico» o «conservar a 2-4 °C»; de lo contrario, el alimento se estropeará antes y usted se arriesgará a sufrir una intoxicación alimentaria.

▪ Si congela el alimento en casa poco después de adquirirlo, puede alargar su conservación más allá de la fecha de «caducidad», siempre que lo congele correctamente. No obstante, siga las instrucciones que figuren en el envase, por ejemplo «guardar en el congelador hasta la fecha de caducidad», «cocinar sin descongelar» o «descongelar previamente por completo y consumir en las veinticuatro horas siguientes».

▪ Una vez abierto un envase con fecha de «caducidad», siga las instrucciones de conservación y consumo, por ejemplo «una vez abierto el envase, consumir en tres días», teniendo presente que el alimento debe consumirse antes de que pase la fecha de «caducidad».

Fecha de consumo preferente:

▪ El alimento sigue siendo seguro para el consumidor una vez pasada la fecha de «consumo preferente», siempre que se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado; sin embargo, puede empezar a perder sabor y textura.

▪ Antes de tirar el alimento por haber pasado su fecha de «consumo preferente», compruebe si tiene buen aspecto y si huele y sabe bien, cerciorándose antes de que el envase está intacto.

▪ Cuando abra un envase de alimentos con fecha de «consumo preferente», siga las instrucciones, por ejemplo «una vez abierto el envase, consumir en tres días».

 

Sabías que…?

...el 84% de los alimentos desperdiciados en los hogares fueron directamente de la nevera a la basura?

Entender bien estas fechas es fundamental, no solo para garantizar la protección de la salud de los consumidores, sino para evitar el desperdicio de comida y a la vez ahorrar dinero. De acuerdo a los últimos datos sobre desperdicio alimentario publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares, 2018), 1.339 millones de kg/L de alimentos fueron desechados en los hogares españoles, de los cuales 1.127 millones de kg/L correspondieron a productos sin utilizar y 212 millones a alimentos ya cocinados, es decir fueron directamente de la nevera a la basura el 84% de los alimentos desperdiciados en los hogares. Por lo tanto, planificación, compra y consumo responsable y conservación adecuada de los alimentos, son acciones que contribuyen a la prevención y reducción de este desperdicio de productos de primera necesidad, así como del impacto ambiental asociado.

Puedes leer nuestra publicación sobre desperdicio alimentario en el siguiente enlace: http://alimentandolaciencia.esciencia.es/2020/01/07/escuela-de-familias-reduccion-del-desperdicio-alimentario/

¿Qué investigación se lleva a cabo en el IA2?

La vida útil de un alimento es el periodo de tiempo durante el cual mantiene inalterable su calidad e inocuidad, bajo unas condiciones de conservación adecuadas. Comienza desde su producción y/o envasado, y está determinada por diversos factores como las características del propio alimento, procesos de higienización y de conservación, tipo de envasado o condiciones de almacenamiento, entre otras.

Para poder establecer las fechas de caducidad y de consumo preferente, las industrias alimentarias han de realizar estudios de vida útil de todos sus productos. Estos estudios consisten en someter a los alimentos a las condiciones de almacenamiento previstas (temperatura, humedad, tiempo) y realizar un seguimiento de los agentes de alteración (microbianos, enzimáticos o químicos), así como de sus características sensoriales (color, aroma, sabor y textura), nutricionales y/o funcionales (capacidad espumante, gelificante o emulsionante). Para ello, a lo largo del periodo de almacenamiento y a intervalos de tiempo predeterminados, se procede a la apertura de un envase y a la realización de aquellos análisis de las características más propias o identificativas de cada alimento. Los resultados se van representando en gráficos y se procede a su modelización matemática, lo que permite establecer el día en que la calidad de ese producto se consideraría mermada y por tanto, ya no sería recomendable su consumo.

Normalmente, la aceleración de la pérdida de vida útil de los alimentos se consigue mediante el aumento de la temperatura de almacenamiento, lo que provoca la aceleración de las reacciones de alteración que conducen a la pérdida de su calidad. Mediante la comparación de la evolución de las características de los alimentos a diferentes temperaturas, estos estudios de vida útil acelerados nos permiten estimar la duración de los alimentos sin necesidad de esperar a que el alimento alcance el final de su vida útil en las condiciones habituales de almacenamiento, lo que podría requerir en ocasiones más de uno o dos años, siendo de este modo una herramienta de gran utilidad para las industrias del sector agroalimentario.

En el IA2 son varios los grupos de investigación que ofrecen entre sus servicios la posibilidad de establecer la vida útil de los alimentos. El hecho de contar con las instalaciones de la Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (equipos de procesado de los alimentos, cámaras de maduración, refrigeración y congelación, sala de análisis sensorial y equipamiento para el análisis físico-químico y microbiológico de los alimentos), así como el conocimiento de herramientas fundamentales como la microbiología predictiva, nos ha permitido colaborar en numerosas ocasiones con la industria agroalimentaria aragonesa, de modo que, a través de estudios de vida útil acelerados, se ha podido establecer la vida útil de todo tipo de alimentos.

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Agricultura urbana

AGRICULTURA URBANA: CIUDADES MÁS SOSTENIBLES

En el año 2015, los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos y se comprometieron a alcanzar su cumplimento para el 2030. Suponen un plan de acción universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo.  Son los conocidos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Concretamente, el ODS nº 11 “Ciudades y comunidades sostenibles”, pretende lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Por lo tanto, las ciudades son el foco de atención para la consecución de este ODS, no solo porque son los espacios en los que se concentra y desarrolla su vida una gran proporción de la humanidad, sino también porque son el origen de importantes problemas que afectan a la salud, el medio ambiente y la calidad de vida de las personas que las habitan.

 

¿Sabías que…

...El 80% de todos los alimentos producidos en el mundo se destina al consumo en espacios urbanos?

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) al menos el 55 % de la población mundial ya vive en zonas urbanas y el 80 % de todos los alimentos producidos en el mundo se destina al consumo en espacios urbanos. Para conseguir ciudades saludables y sostenibles para las generaciones futuras, la FAO apoya a los responsables de la formulación de políticas a nivel mundial para que los sistemas alimentarios se incorporen en la planificación urbanística, entre otras medidas, promoviendo la agricultura urbana.

Agricultura Urbana

La agricultura urbana, como su propio nombre indica, es la que se desarrolla en el entorno urbano de la ciudad, aunque también se puede encontrar en el espacio periurbano, es decir en terrenos de la periferia de una ciudad no destinados al desarrollo urbanístico. Se trata de una agricultura a escala reducida que aprovecha los recursos locales disponibles y cuyas actividades agrícolas suelen tener como finalidad el autoconsumo, el ocio, la educación y sensibilización medioambiental, o actividades muy especializadas como viveros de plantas ornamentales en los parques, producción de hierbas y plantas medicinales en los tejados o producción de setas en los sótanos, entre otras. En cuanto al terreno, en la mayoría de los núcleos urbanos podemos encontrar zonas de tierra libre y edificios sin utilizar, y  que son o pueden ser utilizadas para la agricultura urbana, incluidas las zonas que no son aptas para la construcción (por ejemplo, a lo largo de cursos de agua, ferrocarriles, bajo las líneas eléctricas), terrenos públicos o privados inactivos (reservados para uso futuro o terrenos en espera de construcción) que pueden tener un uso temporal, terrenos comunitarios y zonas familiares.

 A continuación, repasamos las más importantes tipologías de agricultura urbana en el mundo:

Micro- farming: Es el tipo de agricultura urbana más extendida. Se practica a escala doméstica en pequeños espacios de la casa (balcón, alféizar, sótano y cocina) o en zonas exteriores (terraza, jardín, patio). Principalmente se cultivan hortalizas, hierbas aromáticas y medicinales con destino al autoconsumo.

 

Cultivos en tejados y azoteas: o bien al aire libre, o en el interior de invernaderos, los cultivos en los tejados y azoteas son una opción adecuada ante la limitada disponibilidad de espacio en la ciudad. Cuentan con la ventaja de que proporcionan aislamiento acústico y térmico a la edificación, y por ello también contribuyen a la reducción del gasto energético del edificio.

Esta modalidad de agricultura urbana goza de gran impacto y cada vez son más los restaurantes que cultivan sus propios ingredientes en las azoteas de sus edificios, promoviendo el concepto de productos locales y frescos. El Brooklyn Grange Farm (https://www.brooklyngrangefarm.com/) en Nueva York, genera casi 40 toneladas de producción agrícola orgánica al año.

 

Sabías que…?

...cada vez son más los restaurantes que cultivan sus propios ingredientes en las azoteas de sus edificios?

Huertos comunitarios: hoy en día, los huertos comunitarios, escolares y otros tipos de huertos municipales o privados están presentes en prácticamente todas las ciudades del mundo. Normalmente la producción de alimentos como las verduras, las hierbas aromáticas o frutas y no solo están destinadas al consumo, estos huertos también cumplen finalidades lúdicas, educacionales, medioambientales y de desarrollo y cohesión de la comunidad.

Cultivos verticales (Indoor farming): en este caso, el cultivo es interior, dentro de edificios de varias plantas o rascacielos (farmscrapers) que funcionan como invernaderos de grandes dimensiones.

El uso eficiente del espacio condiciona este tipo de cultivos, distribuidos a lo largo de los pisos que componen el edificio, y en los que habitualmente no se utiliza el suelo como sustrato principal, sino que se recurre a prácticas agrícolas innovadoras como la hidroponía (cultivo de plantas en soluciones minerales con nutrientes agregados, pero sin tierra).

Esta práctica requiere un alto grado de tecnificación.

La agricultura urbana representa un instrumento a tener muy en cuenta para que nuestras ciudades puedan hacer frente a los grandes desafíos sociales, económicos y ambientales asociados a la producción de alimentos. Además, la integración de la agricultura en el paisaje urbano puede constituir un motor de transformación y desarrollo de las ciudades, en el marco de un urbanismo más sostenible.

¿Cómo contribuye el IA2?

Conscientes del creciente interés que está generando la agricultura urbana, el IA2 participa en el proyecto Erasmus + INNOFARMING: Innovative Indoor Farming Applications for Future Urban Farmers.

Este proyecto reúne a un consorcio de organizaciones de cuatro países del sur de Europa (Francia, Italia, España y Turquía) cuyo objetivo es proporcionar soluciones prácticas de formación profesional y vocacional para futuros "agricultores urbanos“.

Iniciado en octubre de 2019 y con una duración de 2 años, el proyecto pretende la adaptación de la formación para responder a los desafíos de la innovación en la agricultura urbana, el desarrollo y difusión de innovaciones agrícolas adaptadas a los contextos urbanos, así como mejorar la concienciación pública sobre la agricultura y los sistemas de producción de alimentos actuales, centrándose en el papel relevante que puede adquirir la agricultura urbana.

Como resultados de este proyecto se obtendrá una metodología de formación y herramientas de apoyo en materia de agricultura urbana recopilada en una plataforma on-line, destinada a futuros agricultores urbanos, profesionales del sector de la formación, estudiantes en todo el ámbito de la producción agroalimentaria, emprendedores y organizaciones interesadas en la materia.

 

Si estás interesado en el proyecto: comunicaciónia2@unizar.es

El apoyo de la Comisión Europea para la producción de esta publicación no constituye una aprobación del contenido, el cual refleja únicamente las opiniones de los autores, y la Comisión no se hace responsable del uso que pueda hacerse de la información contenida en la misma.

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Escuela de Familias – Día Mundial de las Legumbres

DÍA MUNDIAL DE LAS LEGUMBRES

Las legumbres son las semillas secas, limpias y separadas de las vainas procedentes de plantas de la familia de las leguminosas. Se trata de semillas comestibles, consumidas en numerosas gastronomías de todo el mundo por ser alimentos básicos y muy recomendables para una dieta equilibrada.

Pero esto no es todo, las legumbres tienen muchas más ventajas: son económicas, fáciles de almacenar y se pueden cocinar de muchas formas distintas en poco tiempo y para toda la familia.

Las distintas organizaciones sanitarias recomiendan su consumo para hacer frente a enfermedades como la diabetes y las enfermedades cardíacas.

Por ello, no es de extrañar que la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) declarara oficialmente el día 10 de febrero como el Día Mundial de las Legumbres.

 

 

 

¿POR QUÉ SE DEDICA UN DÍA A LAS LEGUMBRES?

El Día Mundial de las Legumbres se celebra con un objetivo fundamental: promover a nivel mundial el desarrollo de este cultivo vital para la seguridad alimentaria, la economía de las zonas rurales y la sostenibilidad del planeta. Sin embargo, la ONU también busca potenciar el consumo de estos alimentos al menos tres veces por semana, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

5 datos curiosos que no conocías sobre las legumbres:

▪ Unos restos arqueológicos hallados en la actual Turquía demuestran que la producción agrícola de garbanzos y lentejas se remonta al 7000 - 8000 a.C.

▪ Hasta los años 60, se consumían legumbres casi a diario en los hogares españoles (entre 12 y 14 kilos por persona y año).

▪ Se necesitan 50 litros de agua por cada kilogramo de legumbres, una cantidad muy baja si lo comparamos con otras fuentes de proteínas como el pollo que necesita 4.325 litros de agua por cada kilogramo, o la carne de vacuno que necesita 13.000 litros.

▪ Las legumbres son fijadoras de nitrógeno, lo que significa que mejoran la fertilidad del suelo y alargan la productividad de las tierras agrícolas.

▪ Las legumbres son un enemigo implacable contra el hambre y la desnutrición a nivel mundial. Son un verdadero superalimento.

 

EL VALOR NUTRICIONAL DE LAS LEGUMBRES

Desde el punto de vista nutricional, las legumbres son uno de los alimentos más completos, siendo parte esencial de la Dieta Mediterránea, fundamentalmente las alubias o judías (blancas y pintas, garrafones, judiones), los garbanzos y las lentejas.

Son una fuente muy importante de proteínas de origen vegetal (entre el 17 y el 25% de la composición total), y su consumo, combinado con cereales favorece una dieta con un contenido proteínico de alto valor biológico (lentejas con arroz, garbanzos con fideos, garbanzos con cuscús, etc.).

Además presentan un alto contenido en fibra, concretamente en fibra soluble, que favorece una digestión más lenta y con ello disminuye la absorción intestinal de algunos nutrientes como la glucosa y el colesterol (LDL o “colesterol malo”), contribuyendo así al control o la prevención de determinadas enfermedades como la diabetes o procesos cardiovasculares.

 

También hay que destacar que aportan hidratos de carbono complejos, es decir, de bajo índice glucémico que permiten una liberación de energía más lenta, evitándose así los picos de glucosa que causan sensación de hambre.

En cuanto a minerales, aportan calcio, hierro, magnesio y zinc, y en cuanto a vitaminas es considerable su contenido en las del grupo B: B1 (tiamina), B3 (niacina), B6 y folatos, estos últimos especialmente presentes en los garbanzos.

Y por último, respecto a las grasas, su porcentaje es muy bajo en relación con el resto de macronutrientes (aproximadamente 4%), siendo además mayoritariamente insaturadas, lo que las hace muy recomendables para dietas de bajo contenido en grasas. También es mínimo su contenido en sodio, y por lo tanto adecuadas para dietas de bajo contenido en sal, y además están exentas de gluten, siendo excelentes para dietas específicas para personas celíacas a la hora de remplazar a los cereales con gluten. 

El consumo de legumbres se suele asociar a platos de cuchara, sin embargo, también podemos consumirlas en verano en ensaladas, acompañadas de hortalizas, verduras o en forma de cremas.

 

CÓMO CONTRIBUYEN LAS LEGUMBRES A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

Entendiendo la seguridad alimentaria como “una situación en la que todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” (FAO, 1996), el cultivo y consumo de legumbres contribuyen a lograr este objetivo, especialmente en zonas marginales de entornos muy áridos, ya que existen variedades muy resistentes a las sequías.

Además, en la lucha contra la malnutrición, su cultivo constituye una alternativa más asequible a otras fuentes de proteínas más costosas o menos accesibles (carne, productos lácteos o pescado).

La proporción de desperdicio de este grupo de alimentos es muy baja debido a que se pueden almacenar durante grandes periodos de tiempo sin perder su valor nutricional y minimizando pérdidas.

La producción de alimentos está directamente relacionada con el cambio climático ya que este ejerce gran presión sobre los ecosistemas agrícolas, especialmente en regiones vulnerables. Sin embargo, las legumbres tienen una amplia diversidad genética. Esto nos permite seleccionar y criar solo aquellas variedades mejoradas, sobre todo en zonas propensas a inundaciones, sequías y otros fenómenos meteorológicos extremos.

Las legumbres mejoran la biodiversidad del suelo debido a esta diversidad genética, ya que supone un factor muy importante para la ordenación de suelos y el manejo de plagas, sobre todo para los pequeños agricultores.

Tras conocer la importancia y las curiosidades de las legumbres, la mejor forma que tenemos de celebrar el Día Mundial de las Legumbres es haciendo una comida en la que sean protagonistas. Porque las legumbres son saludables, fáciles de preparar, sostenibles y asequibles para todas las familias.

Si quieres conocer las recomendaciones de la FAO para introducir diversas legumbres en la dieta familiar: http://www.fao.org/fao-stories/article/es/c/1126742/

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA INVESTIGACIÓN QUE SE LLEVA A CABO EN EL IA2?

La investigación en producción de materias primas de origen vegetal es una parte fundamental de la actividad que desarrolla el Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), y está orientada a contribuir a la obtención productos vegetales de calidad, cantidad suficiente, que aseguren la rentabilidad de las explotaciones, y con un impacto ambiental que garantice su sostenibilidad.

Por ello, las legumbres (semillas) y las leguminosas (planta) están contempladas en diversas líneas de investigación del IA2, y no solo por sus increíbles beneficios nutricionales, sino también porque su cultivo fomenta la agricultura sostenible, contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático y promueven la biodiversidad. La recuperación y conservación de variedades locales de leguminosas y el estudio de su biodiversidad y diversidad genética, son parte de las acciones que se llevan a cabo.

Pero también tenemos presentes los retos de la industria alimentaria, entre los que el desarrollo de nuevos productos que cubran requerimientos nutricionales específicos adquiere cada día mayor importancia. El Grupo de Investigación Alimentos de Origen Vegetal (GIAOVE) ha investigado el efecto de la incorporación de harinas de leguminosas (garbanzo, alubia y lenteja) como ingredientes funcionales para la mejora de las propiedades sensoriales y nutricionales de productos sin gluten. Se ha estudiado la aplicación de tratamientos térmicos a estas harinas y su posterior aplicación a diferentes matrices alimentarias sin gluten. Los resultados indican que el uso de harinas de leguminosas constituye una estrategia adecuada para mejorar la calidad sensorial y nutricional de estos productos específicos.

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Escuela de Familias – Nuevas recomendaciones de consumo de algunos pescados debido a su contenido en mercurio

NUEVAS RECOMENDACIONES DE CONSUMO DE ALGUNOS PESCADOS DEBIDO A SU CONTENIDO EN MERCURIO

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha publicado recientemente nuevas recomendaciones respecto al consumo de algunos pescados debido a su contenido en mercurio.

Se trata de un contaminante medioambiental que puede estar presente en determinados productos de la pesca y cuya cantidad depende de la alimentación, tamaño y longevidad de los peces. De esta manera, se han catalogado como especies con alto contenido en mercurio y objeto de las recomendaciones las siguientes: pez espada, atún rojo (Thunnus thynnus), Tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y Lucio.

Para garantizar seguridad en nuestra alimentación, la AESAN ha publicado las siguientes recomendaciones respecto al consumo de estos pescados, dirigidas a poblaciones especialmente vulnerables:

▪ Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y los niños menores de 10 años deben evitar el consumo de pescado de estas cuatro especies. Esta parte de la población es la más vulnerable, ya que tras su consumo puede verse afectado su sistema nervioso central, aún en desarrollo.

Para el resto de las especies, se recomienda el consumo de 3 a 4 raciones por semana, variando entre pescados blancos y azules.

▪ En niños/as de 10 a 14 años lo más aconsejable es limitar el consumo de estos pescados a menos de 120 gramos al mes.

Para el resto de las especies, igualmente se recomienda el consumo de 3 a 4 raciones por semana, variando entre pescados blancos y azules.

 

 

 

¿QUÉ ES EL MERCURIO Y CÓMO NOS AFECTA?

El mercurio es un elemento químico conocido como contaminante medioambiental que podemos encontrar en la atmósfera, en el suelo o en el agua. El componente orgánico de mercurio más común en la cadena alimentaria es el metilmercurio, así como la principal forma en la que lo encontramos en los pescados.

La ingesta del metilmercurio afecta al sistema nervioso central en desarrollo, por eso, los niños más pequeños son los más vulnerables. Igualmente tiene efectos sobre la función locomotora y la función auditiva, así como en la ganancia de peso.

 

El mercurio inorgánico, que se encuentra en el agua, puede afectar a nuestros órganos principalmente al riñón y al hígado, aunque también puede afectar a nuestro sistema inmune y reproductor.

 

Los efectos tóxicos del mercurio se conocen desde hace muchos años, pero su relación con el consumo de pescado se estableció en 1968 tras la contaminación de la bahía de Minamata en Japón por un vertido de mercurio de la industria química. Desde entonces, se investiga para garantizar la seguridad de los consumidores.

 

BENEFICIOS DEL PESCADO Y CONSUMO RESPONSABLE

Sin embargo, lejos de alarmar con estas recomendaciones, COMER PESCADO ES SEGURO Y SALUDABLE, y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), recomienda el consumo de 3 o 4 raciones por semana, debido a sus múltiples beneficios para nuestra salud.

Nutricionalmente, el pescado es un alimento muy completo que constituye una importante fuente de nutrientes, y por ello, es fundamental para nuestra dieta. Por una parte, destaca su contenido en ácidos grasos Omega-3 (ácidos grasos poliinsaturados), especialmente ácido linolénico, cuyo papel es fundamental en el desarrollo del sistema nervioso central, y por ello resulta muy beneficioso en etapas de desarrollo y crecimiento como la gestación, lactación e infancia.

Además, contiene proteínas de alto valor biológico, es decir, las que presentan una elevada proporción de aminoácidos denominados “esenciales” porque no pueden ser sintetizados por nuestro organismo, y por lo tanto debemos incorporarlas a través de nuestra dieta.

También es importante destacar que la proteína del pescado es de fácil digestión, lo que lo hace idóneo como fuente de proteínas en estados en los que los requerimiento de proteínas sean superiores (gestación y lactación, infancia y adolescencia, edad avanzada, etc.).

Tampoco podemos olvidar las vitaminas y minerales. El pescado graso contiene una importante cantidad de vitaminas liposolubles, especialmente vitaminas A y D, además, la carne de pescado constituye una fuente aceptable de vitaminas del grupo B. Respecto a los minerales, destaca por su contenido en calcio, fosforo, magnesio y hierro, entre otras, y además es destacable el alto contenido en yodo de los peces de agua salada, constituyendo la fuente más rica en este mineral con respecto al resto de los grupos de alimentos.

Desde el Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) queremos compartir contigo la información necesaria para que hagas un consumo responsable del pescado. En el caso de mujeres embarazadas, la EFSA ha establecido que de 1 a 2 porciones y hasta 3 y 4 porciones por semana ayudan al neurodesarrollo del bebé, respecto a la ausencia de consumo. Igualmente, el hecho de ingerir pescado está asociado a un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardíaca coronaria.

Sin embargo, el mismo estudio concluye que elevar el consumo de pescado y marisco no está necesariamente relacionado con un beneficio adicional, respecto a lo anteriormente mencionado.

 

LAS VENTAJAS SUPERAN LOS INCONVENIENTES

Finalmente, es importante destacar las conclusiones que desde la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria se obtienen, y es que a pesar de los niveles de exposición al mercurio, el consumo de pescado y marisco, no solo es muy recomendable, sino que es realmente beneficioso para nuestro organismo.

Para la población en general es recomendable hasta 4 raciones de pescado por semana, variando entre blancos y azules. Para la población más vulnerable se debe tener especial cuidado con las especies con alto contenido en mercurio (pez emperador, pez espada, tiburón y atún) evitando completamente su consumo. Sin embargo, este sector de la población puede beneficiarse del aporte nutricional de otras especies de pescado, ya que su consumo es muy recomendable para seguir una dieta equilibrada.

 

VER PDF “RECOMENDACIONES DE CONSUMO DE PESCADO” AESAN.

 

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Escuela de Familias – Reducción del desperdicio alimentario

REDUCCIÓN DEL DESPERDICIO ALIMENTARIO EN LOS HOGARES DURANTE LAS CELEBRACIONES NAVIDEÑAS

 

La importancia de reducir el desperdicio alimentario en nuestras casas durante las celebraciones navideñas se hace primordial conociendo los datos: un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se desperdician.

Con esta cantidad de productos que se tiran se podría alimentar a 2.000 millones de personas, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Además, con datos cerrados de 2018, el desperdicio en los hogares ha aumentado un 8,9%, lo que supone 1,46 kilos/litros por semana y familia. Entre los encuestados, el 92% de los españoles contesta que no le gusta tirar comida. Sin embargo, el 81,5% reconoce que sí lo hace.

Todos tenemos un papel fundamental para reducir estas pérdidas alimentarias y contribuir a una mayor conciencia mundial sobre el problema.

 

 

 

EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS EN CIFRAS*

 

Según la Unión Europea, el 42% de la comida que acaba en la basura es responsabilidad de los hogares.

Casi 1000 millones de personas no tienen acceso a un aporte nutricional suficiente.

España es el séptimo país que más alimentos desperdicia de la Unión Europea.

Se ha necesitado el agua de 100 millones de piscinas olímpicas para producir todos los alimentos que no se han consumido en el mundo en un año.

El coste económico directo de todos los alimentos desperdiciados es de 577.000 millones de euros al año.

*Fuente: FAO. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Puedes ver PDF “Más Alimento, menos desperdicio” aquí.

Reducir el desperdicio de alimentos en Navidad.

El desperdicio de alimentos supone un grave problema para los recursos naturales de los que dependemos para poder alimentarnos, teniendo consecuencias en el clima, el agua, la tierra y la biodiversidad en general. Desde el Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) queremos contribuir a informar sobre esta problemática para reducir su impacto.

En Navidad celebramos comidas y cenas especiales de las que siempre tenemos las “típicas sobras” y en la mayoría de los casos acaban en la basura. Durante estas fechas, aumenta el gasto de las familias en comida y crece tanto el consumo de carne como el de pescado.

Teniendo en cuenta que es en esta época del año en la que más productos frescos almacenamos en la nevera, es fundamental ser lo más eficiente posible para no desechar nada.

LAS DIEZ CLAVES PARA REDUCIR EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS EN CASA

¿Qué podemos hacer desde nuestros hogares para poder reducir el impacto en el desperdicio de alimentos? El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente comparte las 10 claves fundamentales para reducir el desperdicio de alimentos en nuestros hogares:

1 - Planifica tu menú semanal y evita la improvisación: Si te escribes una lista serás más eficiente en tu compra.

2 - Haz una compra responsable: revisa previamente la despensa y el frigorífico y compra solo lo que necesites.

3 - Ten en cuenta tu presupuesto y recuerda que si tiras comida, también estás tirando dinero.

4 - Conserva correctamente los alimentos. Consulta la etiqueta y no dudes en preguntar tus dudas a un profesional.

5 - Siempre que puedas compra productos de temporada y consume los alimentos por orden de entrada: los más antiguos primero.

6 - Cuando cocines, ajusta las raciones para tener lo necesario, sobre todo en estas fechas.

7 - Si las sobras son inevitables como suele ocurrir en Navidad, ¡no dudes en ser creativo! Puedes reelaborar muchos platos para evitar tirarlo a la basura.

8 - Cuando vayas a tirar algún alimento, que sea solo aquello imposible de aprovechar.

9 - Si eres de los que come en la oficina, utiliza recipientes reutilizables. Así, podrás guardar los alimentos sobrantes.

10 - Si comes o cenas fuera y te sobra comida en el restaurante, no dudes en pedir que te pongan las sobras para llevar.

Tú también puedes contribuir a reducir el desperdicio de alimentos y concienciar a familiares y amigos de la problemática que supone. Esta Navidad sigue estos consejos. Así, ayudarás a cuidar nuestro planeta y serás más eficiente.

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Escuela de Familias – Menús de Navidad en Casa

MENÚS DE NAVIDAD EN CASA

Principales peligros de los alimentos navideños

En estas fechas más que nunca, es fundamental garantizar la seguridad alimentaria si queremos evitar riesgos innecesarios. Para las fiestas navideñas se preparan platos especiales diferentes y en más cantidad de lo habitual, por lo que, normalmente, acabamos teniendo gran cantidad de sobras y alimentos que no hemos consumido. Desde el IA2 te invitamos a conocer más datos sobre seguridad alimentaria para aplicar en estas fechas. ¿Sabes cómo cocinar el pescado fresco? ¿O quizá habría que congelarlo antes? ¿Y la carne? ¿Es importante envasarla antes de guardarla en el frigorífico? Conoce cómo planificar tus platos navideños.

 

 

 

TOXIINFECCIONES ALIMENTARIAS

Recuerda que las toxiinfecciones alimentarias son enfermedades producidas por la ingestión de alimentos contaminados por microorganismos patógenos o sus toxinas. Es posible que su aspecto, olor y sabor sean normales. Suelen producir trastornos gastrointestinales, tales como dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos, a veces acompañados de fiebre. Los alimentos más propensos o de alto riesgo son: carnes, aves, huevos, pescados, mariscos y ensaladas de consumo en crudo; sobre todo sí entre sus ingredientes se encuentran salsas, cremas y natas.

 

Resulta de gran ayuda planificar con antelación la compra de los alimentos necesarios para elaborar nuestros menús navideños. Para ello, elaborar listas de la compra con las cantidades concretas de los ingredientes precisos, evita que realicemos compras en exceso que al final, nos generan importantes cantidades de alimentos sobrantes y, por lo tanto, también problemas de almacenamiento y conservación.

 

Pescados y mariscos

Estos alimentos suelen ser los platos estrella de las navidades. Sin embargo, tanto el pescado fresco como el marisco, son dos de los alimentos más perecederos. Ambos deben lavarse antes de su preparación con agua potable.

El pescado fresco presenta un aspecto brillante, carne firme y olor no desagradable. Si hablamos de marisco, el grado de frescura que presente en el momento de la compra es fundamental. Si desprende un olor fuerte y desagradable hay que rechazarlo. Se aconseja que, si la compra del marisco no va a ser inmediata a su consumo, en vez de fresco se adquiera en otro formato que garantice una correcta conservación (congelado, cocido, envasado). Asimismo, si te decides por moluscos bivalvos vivos como como almejas, mejillones, navajas, berberechos, vieiras u ostras, es necesario adquirirlos siempre en establecimientos autorizados y asegurarse de su buen estado antes de su preparación; para ello comprueba que las conchas estén cerradas, o que reaccionen ante la manipulación cerrándose. Además, una vez cocinados las conchas deben abrirse, y de no ser así, no se deben consumir.

 

 

PELIGROS BIOLÓGICOS Y QUÍMICOS: ANISAKIS E HISTAMINA.

Uno de los peligros que podemos encontrar en el pescado fresco es Anisakis. Se trata de un parásito de pescados (especies como merluza, gallo, congrio, bacaladilla, etc.) y cefalópodos (como pulpo y calamar, etc.) que proceden de la pesca extractiva (no se encuentra en los productos de la pesca procedentes de la acuicultura). Puede provocar alteraciones digestivas (Anisakiasis), y reacciones alérgicas tras el consumo de estos productos parasitados.

Es clave, para evitar la Anisakiasis:

Comprar el pescado limpio y sin vísceras.

En su cocinado, el parásito se destruye cuando se alcanzan los 60ºC de temperatura por lo menos durante un minuto.

Si el pescado se va a consumir crudo se debe congelar a -20ºC durante al menos 5 días. Las siguientes preparaciones culinarias van a requerir por tanto la congelación previa de los productos:

- Sashimi, sushi, carpachos y otras especialidades a base de pescado crudo.

- Arenques, boquerones, sardinas y otros pescados crudos preparados en vinagre o en salmuera.

- Pescado marinado (ceviche), y pescados marinos que se vayan a ahumar en frío.

 

 

También es importante extremar las precauciones para evitar las intoxicaciones por histamina, especialmente con el pescado azul (anchoas, arenques, atún, bonito, caballa, etc.). Se trata de una amina biógena cuya aparición está relacionada con prácticas poco higiénicas en la manipulación y, sobre todo, por una conservación del pescado a temperaturas elevadas durante períodos prolongados de tiempo. Los síntomas que se producen son similares a una reacción alérgica.

 

Es clave, para evitar la intoxicación por histamina:

Manipular los pescados de forma higiénica.

Mantener el pescado en refrigeración en todo momento hasta su preparación o consumo.

Carnes

Otro de los productos más cocinados durante las celebraciones navideñas es la carne. Cuando una carne está en buen estado su superficie es tersa, firme y ligeramente húmeda. Este alimento es muy rico en proteínas y tiene un contenido en agua elevado, lo que la convierte en una candidata idónea para la contaminación y proliferación bacteriana.

La carne debe almacenarse en la parte inferior de la nevera para evitar que los exudados goteen a otros alimentos y protegida para evitar contaminaciones. En refrigeración, la carne cruda puede conservarse entre tres y cinco días, y si se adquiere en envases con atmósfera protectora, su vida útil es mayor, hasta una semana conservando sus características y propiedades.

Hay que tener especial cuidado con los platos elaborados con carne poco cocinada o cruda (tartar de carne, carpacho, etc.), que puede transmitir, entre otros agentes de peligro, Toxoplasma, un parásito cuyo riesgo adquiere especial relevancia en mujeres embarazadas. Respecto a la carne picada, presenta un alto riesgo sanitario por su mayor superficie de contacto con el aire y su elevado grado de manipulación.

Algunas recomendaciones básicas para evitar riesgos si se opta por estas preparaciones:
- Extremar las prácticas higiénicas en su manipulación y preparación.

- No dejar la carne a temperatura ambiente, ni antes ni después de la preparación. La carne picada debe conservarse a 4ºC, entre uno y dos días.

- La carne debe ser fresca y de máxima calidad.

- No reutilizar los líquidos empleados en el marinado de la carne.

- En el cocinado y recalentamiento de grandes piezas de carne (asados y estofados) deben alcanzarse al menos 70ºC en el centro del producto, y mantenerse en caliente (>65ºC) antes de su consumo, evitando que estén durante tiempos prologados a temperatura ambiente.

 

Salsas caseras

Cuando se trata de acompañar un plato, nos encantan las salsas caseras. Estas se elaboran sobre todo a base de huevo crudo (mayonesa, salsa holandesa, salsa muselina, salsa rosa) por lo que no están exentas de riesgos sanitarios (salmonelosis, principalmente), puesto que requieren gran manipulación para su elaboración y se utilizan ingredientes crudos a los que no se les aplica ningún tratamiento térmico (cocción).

Para evitar riesgos innecesarios, es recomendable mantener los huevos refrigerados hasta la preparación de la salsa. Pueden lavarse justo antes de utilizarlos, así como debemos lavarnos las manos después de tocar la cáscara. No se debe utilizar la cáscara para separar las claras de las yemas. También es aconsejable no cascar los huevos en el mismo recipiente en el que se van a batir las yemas para preparar la salsa. Por último, una vez elaborada la salsa debe consumirse inmediatamente o bien, refrigerarla por un periodo máximo de 24 horas después de su preparación. Además, se debe desechar la salsa restante que no se haya consumido.

Postres navideños

En los postres de Navidad encontramos ingredientes de elevado riesgo sanitario como son la nata o los huevos. Incluso, aunque los postres estén horneados, en muchas ocasiones los adornamos con nata o crema pastelera.

En estos casos deben extremarse las precauciones de higiene en la manipulación, conservar en frío y consumir rápidamente.

 

¿Cómo conservar la comida que sobra?

Las 5 claves de SEGURIDAD ALIMENTARIA para esta Navidad.

La primera regla importante es mantener los alimentos fuera de la “zona de peligro”, es decir, alejados de temperaturas entre 5ºC y 65ºC, puesto que, en este rango, la proliferación de las bacterias es más probable. En el frigorífico, recuerda colocar los alimentos cocinados en las bandejas superiores y los crudos en la parte inferior.

Si sobra carne, se puede reutilizar para frituras o guisos. Si hablamos de verduras, se pueden preparar salteados o guisos.

Si se prevé que la comida sobrante no se va a consumir en los cuatro días posteriores a su preparación, se recomienda la congelación inmediata. Cuando vuelvas a cocinar las sobras….

▪ Cocción a más de 70°C.

▪ En el horno, nunca a temperaturas inferiores a los 160°C.

▪ En el microondas, se recomienda remover los alimentos a mitad de cocción para eliminar posibles zonas frías.

 

Las cinco claves para la inocuidad de los alimentos

la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido cinco claves para evitar riesgos en la preparación de los alimentos.

¿Quieres conocerlos?

Haz clic aquí: https://www.who.int/foodsafety/publications/consumer/en/5kys_Spanish.pdf

 

Con la colaboración de:

Grupo de investigación Análisis y Evaluación de la Seguridad Alimentaria, formado por investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, y de la Fundación Parque Científico Tecnológico Aula Dei.

 

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Escuela de Familias – Desmontando falsos mitos sobre los microondas

DESMONTANDO FALSOS MITOS

¿Las radiaciones que emiten los microondas modifican la composición de los alimentos?

Existen multitud de falsas creencias sobre los microondas y la preparación de los alimentos. Estos productos han pasado rigurosos controles de calidad antes de llegar a las tiendas donde los compramos, y su uso es seguro en nuestros hogares, siempre y cuando se utilicen según las instrucciones del fabricante. Aun así, es importante tomar algunas precauciones respecto a la manipulación de los alimentos.

 

 

 

¿QUÉ SON LAS MICROONDAS?

Son ondas de alta longitud de onda y baja frecuencia que forman parte del espectro electromagnético, como las ondas de radio o la luz visible. Las microondas se usan principalmente para la difusión de TV, radares y móviles, pero también en la industria para el procesado de materiales, en medicina para el tratamiento por diatermia y en las cocinas para la preparación de los alimentos.

Una de las ventajas de los microondas es que, al igual que sucede con las bombillas que emiten luz, una vez se apagan, la radiación electromagnética cesa, y desaparece por completo. Por lo tanto, es falso decir que un alimento calentado o cocinado en un microondas pueda ser radiactivo.

Seguridad en la utilización del microondas.

La seguridad de los alimentos es un tema muy importante para la salud sobre el que investigamos en la división 3 “Ciencia y Tecnología de los Alimentos” del Instituto Agroalimenario de Aragón (IA2). Cuando introducimos un alimento en el microondas, la tasa de calentamiento va a depender de varias cosas: en primer lugar, de la potencia del equipo, pero también de la cantidad de alimento que estemos calentando y de su composición. Estos factores determinan que el calentamiento sea desigual, ocasionando que determinadas zonas no se calienten suficientemente. Para evitar esta situación, te recomendamos que reduzcas la potencia del equipo y amplíes el tiempo de exposición del alimento en el microondas varios minutos; así el calor se podrá distribuir de forma más homogénea por todo el alimento, logrando un cocinado más adecuado y seguro.

 

 

DESMONTANDO FALSOS MITOS SOBRE LA UTILIZACIÓN DEL MICROONDAS

Si hablamos de seguridad de los alimentos en la utilización del microondas, encontramos los siguientes mitos:

El calentamiento o cocinado en el microondas produce una alteración en las características del alimento.


Explicación: en primer lugar, ya hemos comentado que el alimento no se vuelve en ningún caso radioactivo. Además, cuando calentamos un alimento en el microondas, este no alcanza temperaturas superiores a las que conseguidas cuando utilizamos una sartén, el horno o incluso la barbacoa. De la misma manera, las alteraciones químicas que se producen en los alimentos durante su calentamiento o cocinado en el microondas, no son más severas ni más perjudiciales que las que se producen con otros procedimientos de cocinado.

 

 

 

 

Se pueden producir fugas de las microondas al exterior.


Explicación: siempre que el aparato esté en buen estado, las microondas no podrán atravesar las paredes ni la rejilla de la puerta debido a su elevada longitud de onda. Incluso, si el microondas estuviera deteriorado y tuviera fugas, dada la baja frecuencia de la onda electromagnética, la energía transportada es baja y las ondas perderían intensidad muy rápidamente.

 

¿Qué investigación se lleva a cabo en el IA2?

En el IA2 desarrolla su investigación el grupo de “Nuevas tecnologías de procesado de alimentos”. Este grupo, con más de 30 años de experiencia investigadora, ha explorado y participado en la puesta a punto de tecnologías novedosas de conservación y procesado de alimentos, alternativas a los tratamientos térmicos convencionales, como los ultrasonidos bajo presión, los pulsos eléctricos de alto voltaje, las altas presiones hidrostáticas, o el uso de diversas radiaciones electromagnéticas, entre las que se encuentran los microondas, como la radiación ultravioleta o la radiación ionizante basada en el uso de rayos X.

Los estudios del grupo se han basado principalmente en la evaluación de la seguridad y estabilidad de los alimentos procesados por estas tecnologías emergentes. El grupo tiene experiencia en el estudio de la resistencia de microorganismos patógenos causantes de toxiinfecciones alimentarias, tales como Listeria monocytogenes, Escherichia coli O157:H7, Campylobacter jejuni o diferentes especies del género Salmonella.

A partir del conocimiento adquirido, el grupo diseña nuevos procesos de conservación de los alimentos, sanitariamente más seguros y tecnológicamente más adecuados y, como último paso, se realizan investigaciones de demostración tecnológica para su transferencia al sector industrial. En relación a los microondas, cabe señalar el interés que la tecnología ha despertado no solo en el sector de la cocina a nivel doméstico, sino también a nivel industrial, al ser una tecnología segura y eficiente, capaz de mejorar los procesos de deshidratación de los alimentos o la velocidad de calentamiento y la homogeneidad del tratamiento de alimentos viscosos, sólidos o sensibles al calor.

 

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Escuela de Familias – Alergias Alimentarias

CÓMO LA INDUSTRIA ALIMENTARIA PUEDE DETECTAR ALÉRGENOS EN LOS ALIMENTOS DE FORMA FIABLE

El control analítico de los alimentos es muy importante en la prevención en las alergias alimentarias

Las alergias alimentarias constituyen un serio problema de salud pública por su alta prevalencia y por el incremento vertiginoso que están experimentando los últimos años. La incidencia es mayor en la población infantil que en los adultos.

 

 

 

¿QUÉ SON LAS ALERGIAS ALIMENTARAS?

Aquellas reacciones adversas que se producen por la ingestión, contacto o inhalación de alimentos en las que está implicado el sistema inmune.

 Los componentes de los alimentos que producen reacciones alérgicas en las personas sensibilizadas son las proteínas y se denominan alérgenos.

 

 

¿Cómo se pueden prevenir las alergias alimentarias?

La mejor forma de prevenir una alergia alimentaria es evitando el consumo del alimento que la causa. Por ello, es muy importante leer las etiquetas de los alimentos, sobre todo de aquellos que incluyen en su composición varios ingredientes.

 

¿Qué información nos proporcionan las etiquetas de los alimentos?

El Reglamento UE Nº 1169/2011 actualmente vigente obliga a incluir en la etiqueta de forma resaltada una serie de alimentos alergénicos cuando se añaden como ingredientes. Estos alimentos se recogen en un anexo e incluyen la leche, los huevos, el pescado, los crustáceos y moluscos, los cereales que contienen gluten, los cacahuetes, los frutos secos, la soja, el apio, la mostaza, el sésamo y los altramuces.

 

Sin embargo,  un porcentaje importante de las alertas alimentarias registradas en Europa se deben a la presencia de alérgenos no declarados. Por ello, los organismos oficiales de salud pública precisan usar técnicas sensibles para analizar los alimentos que se comercializan y así comprobar que se cumple la legislación sobre etiquetado.

 

 

 

¿Por qué pueden generar confusión las etiquetas de los alimentos?

Los productos pueden contener trazas de alérgenos debido a una posible contaminación cruzada durante el proceso de elaboración. Para estas situaciones, la normativa vigente permite usar de forma voluntaria un etiquetado precautorio (“puede contener”).

El uso indiscriminado que se está haciendo de este tipo de etiquetado por parte de la industria alimentaria supone una restricción en la elección de productos y un riesgo potencial por falta de credibilidad para los consumidores alérgicos.  

La industria alimentaria debe implementar entre sus controles un plan de gestión de alérgenos y así, usar el etiquetado precautorio solamente cuando tras tomar todas las medidas preventivas posibles en el proceso de elaboración no se pueda garantizar la ausencia de los alérgenos.

Para poner en práctica un plan de gestión de alérgenos es necesario disponer de técnicas analíticas fiables para ser usadas en el autocontrol en la industria alimentaria.

¿Por qué es importante la investigación que se lleva a cabo en el IA2?

En el Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), contamos con el grupo de investigación “El efecto del Procesado Tecnológico de los Alimentos en las Patologías Digestivas y Alérgicas (ALIPAT)”, que, entre otras líneas de investigación, se dedica al desarrollo de técnicas para detectar la presencia en alimentos de proteínas que causan las alergias alimentarias. En este equipo, la Doctora María Dolores Pérez Cabrejas, Catedrática de Tecnología de Alimentos de la Universidad de Zaragoza, ha trabajado en diversos proyectos cuyo objetivo es desarrollar test para la detección de determinados alérgenos (leche, huevo, cacahuete, soja, almendra o avellana), de gran interés para la industria alimentaria.

Estos test se han diseñado en un formato en placa de pocillos, cuantitativo, que se realiza en el laboratorio. Además, se han diseñado en un formato de tira reactiva, similar al que se utiliza en los test de embarazo, que es muy sencillo de realizar y cuyos resultados se obtienen en unos 10 minutos, lo que permite el análisis in situ y una toma de decisiones inmediata.

Estos test pueden ser usados por la industria alimentaria para el control de materias primas, superficies y producto final, de forma que se pueda asegurar un correcto etiquetado, evitando el uso abusivo del etiquetado precautorio que tanto confunde al consumidor.  Además, pueden usarse para el control de las contaminaciones en las cocinas de comedores colectivos que dan servicio a grupos de población especialmente sensibles (colegios, hospitales, residencias, etc).  

Asimismo, los organismos oficiales de salud pública pueden utilizar también estos test para comprobar que se cumple la legislación sobre etiquetado.

El desarrollo de los test de detección de alérgenos alimentarios  para ser usados en los diferentes ámbitos supone en definitiva una mayor seguridad para los consumidores alérgicos a alimentos.

 

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